lunes, septiembre 05, 2005

(Capitulo 5)

MI PRIMER DIA DE TRABAJO

A primera hora de la mañana tuvimos una reunión con el director del programa de discapacitados Mr. Dasarath que a partir de entonces iba a ser nuestro superior. Os podéis imaginar la de discapacitados que hay en Anantapur para que haya un programa dedicado completamente a ellos. Nuestro trabajo iba a consistir en ir a diferentes zonas de la provincia 3 días a la semana para visitar pacientes y decidir si se trataban quirúrgicamente o mediante fisioterapia. Dos días a la semana se iban a realizar las operaciones y el sábado sería para visitar a los pacientes que habían sido operados, enseñar a los familiares como tratarlos en casa y si ya estaban bien, darlos de alta. Yo, al principio, debía asistir a quirófano para que así Chicho me explicara in situ en que consistían las distintas operaciones que realizaría y, de ese modo, hacerme una idea de cual sería el mejor tratamiento en cada caso y enseñar a los fisioterapeutas locales como llevarlo a cabo.

En la reunión nos presentaron a los dos fisio-ortopedas jefes, eran Muthyalappa, alias “Mutu” y Nagaraju, alias “Naga”. Parecían buenos tipos, de unos 40 años, de clase social baja que habían entrado en la Fundación hacía ya unos 15 años. Habían recibido un curso de una año en fisioterapia y, más tarde, otro de ortopedia. No es que fuera suficiente para llamarse fisioterapeutas pero como llevaban 12 años en el programa de discapacitados la falta de estudios era suplida por la experiencia. Ellos eran los que nos iban a acompañar a todas partes y nos harían de traductores. La pena era que solo hablaban inglés y Fernanda no estaba muy ducha en la lengua de Shakespeare por lo que o bien Chicho o bien yo tendríamos que hacer las funciones de traductores para Fernanda.

Desde un principio congenié más con Mutu, se le veía mas simpático y con más ganas de aprender que a Naga. Además, era evidente que controlaba el tema mucho más. El tiempo fue dándome la razón.

Después de la reunión nos asignaron un coche y un conductor. Este último respondía al nombre de Beemha. Para ser indio era más alto que el resto, o sea, era de mi estatura. Ya podéis imaginar lo “estirao” que voy por aquí, ¡soy mas alto que la mayoría! Beemha me pareció agradable, simpático, siempre dispuesto a ayudar, de esas personas que son buenas y que hacen las cosas sin pedir nada a cambio.

Solo hubo un pequeño malentendido y fue que yo esperaba enseñar fisioterapia al modo tradicional, una clase y unos cuantos alumnos, pero no iba a ser así ya que la clase era sobre el terreno y mis alumnos se limitaban a Mutu y Naga. Daba igual, el hecho era poder hacer algo por ellos.

Otra de mis misiones iba a consistir en evaluar la fisioterapia en la Fundación y ver que cosas se podían mejorar y en que medida mi ONG (Fisios Mundi) podía contribuir a ello. Un trabajo nada fácil pero, a la vez, un bonito reto para mí.

Tras esta primera toma de contacto fuimos a conocer el hospital que la Fundación tiene en Bathalapalli y que iba a ser nuestro centro de trabajo. Bathalapalli es una pequeña ciudad que se encuentra a unos 20 Km. de Anantapur. Como todas las ciudades indias, y esta no iba a ser menos, estaba llena de suciedad, pobres, polución y caos circulatorio, pero ya me iba acostumbrando.

El hospital está bastante bien, es grande y ¡está limpio! Lo primero que me sorprendió fue ver que sus alrededores estaban infestados de gente. Unos dormían a la sombra de los árboles, otros comían en las salas de espera y los niños jugaban y correteaban como si del patio de un colegio se tratara. No era lo que estaba acostumbrado a ver en los hospitales occidentales y como la curiosidad siempre me puede (ya una vez mató a un gato) pregunté a Mutu el por qué de todo aquel descontrol. Me respondió que eran los familiares de los pacientes, que algunos vienen de muy lejos y, si tienen hijos, no pueden dejarlos solos en sus poblados así que se viene toda la familia. De hecho, hay una parte del hospital que son como barracones donde duermen los familiares y, en una especie de cocina comunitaria, se hacen la comida.

Como ya era la hora de comer y el hambre apretaba nos fuimos a la cantina del hospital. Era muy parecida a la del campamento, con dos tipos de menú, uno para indios y otro para occidentales. Ya es hora de que os hable un poco del menú indio. Se basa, sobretodo, en el arroz, las verduras, de vez en cuando pollo o cordero, nunca cerdo. Todo ello muy especiado y lleno, muy lleno de picante. Siempre te aconsejan que empieces poco a poco, pero ya me conocéis… yo, valiente donde los haya, desde el primer día comí como un nativo, fuera lo que fuera y daba igual si eso picaba mas que la madre que me p…. la cuestión era intentar vivir como ellos. La pena fue que nada de eso lo consulté previamente con mi querido estómago y luego me pasó factura, pero eso es otra historia que ya os contaré.

Para ser el primer día ya había sido suficiente y nos volvimos al campamento. Comentamos la jornada, hablamos del día siguiente ya que iba a ser el primero de operaciones y yo estaba muy emocionado con lo de entrar a quirófano y, por supuesto, empezar a aprender de un fenomenal profesional que es el Dr. Cabot (Chicho).

La cena fue amena, como todas aquí, puesto que es el único momento del día en el que nos juntamos todos los voluntarios y charlamos un poco de todo. Hay otra costumbre que me pareció muy bien, y es que al acabar la cena nos reunimos en el porche de la casita de alguno de los voluntarios, compartimos unas cervezas indias (son botellas de más medio litro y la más famosa es “Kingfisher”), disfrutamos de la preciosa noche india y, como no, hablamos un poco de nosotros mismos.

El día había estado lleno de nuevas situaciones y nuevas emociones. Aunque no lo parezca eso cansa y yo caí en la cama como el que vuelve de una guerra.

Amor para todos!

1 comentario :

Alba dijo...

Acabo de descobrir la teva aventura pq precisament jo aquest any vull marxar amb fisiosmundi o amb alguna ONG a l'Índia.
M'ha encantat llegir els teus comentaris, m'han fet recordar els moments que jo he passat amb altres dos ONG a Rep.Dominicana i Nicaragua...i les ganes que tinc de tornar a marxar!
Molt bona feina, felicitats!